Monday, April 07, 2003
Las palabras insulto?
Todo se deriva de las conclusiones sin sentido que hacemos de lo que leemos y lo único que sucede es que nos alteramos y queremos insultar; naturalmente, como todo humano que somos
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Cuando era un chavito (o chaval, para los de españa), en una de esas peleas que verdaderamente nunca he ganado, en la euforia de los insultos de puto y cabrón y pendejo (gilipollas o como se escriba para los de españa), en esos momentos que uno no sabe qué onda, al malhechor contra el que estaba peleando, le grité: chingatumadre! El tipo de pronto se puso más enchilado (encabritado, de nuevo para mis amigos españoles) y en los ojos de pronto hubo un brillo de sagacidad, me contestó: latuyaenvinagre! Así como es, como una sola palabra; ¿Cómo contestas a tal cosa? ¿Cómo te imaginas a tu madre (santa madre) nadando entre cebollitas y rodajas de zanahoria enchiladas? Te enfureces y pierdes y lloras;
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algo doloroso pero no tan fuerte es el clásico: tuabuelitaenbicicleta! Y aquí es donde sufres, pero, como dije, no tanto, quizás tu abuelita si anda en bicicleta, y puede ser buena en su categoría, pero regreso a la anterior: latuyaenvinagre! Duele? Sí y mucho.
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