el albur del albañil en juárez
rumbo a la universidad, por la avenida del charro, el edgar y yo nos topamos con un par de albañiles que trabajan en la remodelación de la biblioteca, una bilblioteca extremadamente hermosa y amplia, borges hubiera estado orgulloso, exepto, quizás por tantas escaleras en el ala derecha rumbo a la sección de ciencias naturales, bueno, resulta que el edgar y yo nos topamos a estos tipos, nunca supimos sus nombres, pero lean por favor la conversación que tenían, ejem, ejem
—...Si ya Sabines para que Cortázar.
—Quevedo compa.
—no pos Cervantes.
—Ya ni la Aridjis, desde hace tiempo que no me llevas a los Campos.
—Uy, uy, ni que estuvieras en tu Huerta.
—y qué: vas a volver a ver a la pulga?
—cintarazos, esa vieja tiene unos Montes que hasta mi Oca para el cuello; unos Montes mayores que parece Becerra; a esa chava yo me la Alejo Carpintier.
—ha de haber sido de puro Chirico que la conociste
—...y esperate que le vi las nalgas de este Tamayo, y luego que me enseña las Cuevas; pero cobra mucho.
—Pos se la hubieras hecho Degass, carnal.
—Tú dices a Quiroga te voy dando el Leñero.
—¿Usted?, pero si usted es quien me l’Orca.
—Bájale, bájale, que a ti te Pellicer el Chumacero.
—Oiga compa, a poco a usted no le Huerta cuando Eraclio Cepeda.
—A ver mi buen, por qué no me la Lezama y de pasada me la Limas.
—No pos ni que estuvieras en el Paradiso.
—Ora mi valedor, vámonos a los Campos que te estas viendo muy Bonifaz.
—Nuño, puto.
—Avísame cuando quieras el Leñero en el Nuño, pero en el Nuño de ligas.
Aquí pasó un camión que no permitió escuchar el inicio de la siguiente frase
—(Pocho)... y le digo a la gringa apúrate mamacita, que me estoy cummings sólo de ver your Burroughs.
no si la onda en ciudad juárez es más escabrosa y peliaguda de lo que dice el h yepez
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