Friday, February 07, 2003

el apodo como síntoma del desdoblamiento cultural necesario

resulta que nos enteramos el edgar y yo que al premio novel mexicano, alguna vez en su infancia lo apodaron el Moco.

así, pues el día de la noticia, en Tepito, no faltaron los comentarios como "amá, ya vistess? El Moco se sacó el premio novel de literatura" o "pinche Moco, ese era mi gallo, bien que me lo dijo el cabrón, y yo nunca le creí"

otras gentes llevan ya su apodo en el nombre como Javier Portugal, que le dicen el Portugal o Juan Palomino que le dicen el Palomino, fácil es todo esto.

por eso, creo que los apodos deberían de ser nuestros meros nombres al momento del registro, para que no les dejemos a los amiguitos de la primaria, secundaria o prepa el trabajo de darnos nuestro apodo que nos pueden marcar por el resto de nuestras vidas, apodos bárbaros como en el caso de Octavio Paz, u otros como el de la tía de una amiga mía que sufre porque a su pariente la apodan la Panocha, entonces sería un poco más favorable para todos nosotros, nuestros nombres serían divertidos, algo así como Quitito González o Kalanchas Rodriguez o Carlangas Montañez. los apodos deberían ser nuestros nombres.

imaginen la escena:

tres niños de 9 años llegan a la colonia Margaritas... bueno, siendo más exactos, llegan a la casa con el número 359 sobre la acera izquierda de la calle R. Castillo en la colonia Margaritas, llegan y los tres gritan a coro: Kalaaanchaaass! Kalaaanchaaaa!, Señoraaa, está el Kalanchas?

a lo que contesta la señora: "Kalachas, ya llegaron tus amigos, anda que te están esperando" y listón azul, todo quedó bien, nadie se ofendió; y el niño Kalanchas sale a jugar con sus tres amiguitos: el Quitito, el Colinchito y el Torito, todos felices y contentos.

en la boda: señor Kalanchas, acepta a La Flaca como su esposa?

en el trabajo: Esta el ingeniero Kalanchas o está el inge Kalanchas?

en el partido de futbol: Kalanchas, Kalanchas, Kalachas ra, ra, ra

y todos contentos

el único problema sería cuando los amiguitos de algún niño lleguen a la casa y griten: Eduardoooo!, Eduardoooo!

entonces la madre se enfurecería, les diría que en esta casa no vive ningún Eduardo y que más respeto por favor que para eso tiene su nombre mi pobre Kalanchitas para que vengan ustedes y le pongan sus apodos sin sentido

algo así, algo así me imagino

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